Sigmund Freud es uno de los psiquiatras más influyentes de la historia. Sus aproximaciones científicas a las emociones son el origen de las modernas teorías de Inteligencia Emocional.En su libro más famoso, La interpretación de los sueños (Die Traumdeutung, 1900), Freud defiende una técnica psicológica que permite interpretar los sueños  y entender su significado.Freud defendió que las emociones enterradas en la superficie subconsciente suben a la superficie consciente durante los sueños, y que recordar fragmentos de los sueños pueden ayudar a destapar emociones enterradas.

Lo importante de este libro, más allá de la genialidad del autor para descubrir asociaciones y explicaciones a los sueños más diversos, es el entendimiento de que cada uno tenemos en nuestra mente una lógica propia, aunque sea difícilmente descifrable.

Su visión de una mente dividida y la existencia de un inconsciente que se manifiesta en chistes, lapsus o sueños son el origen de innumerables teorías y modelos de comportamiento.Todos soñamos y sabemos que, si bien algunos sueños son indescifrables para nosotros, otros son claramente el reflejo más o menos directo de emociones que estamos sintiendo. La explicación que da el famoso psiquiatra vienés se basa en la separación de la mente en tres partes:

  • El inconsciente, en el que las emociones se encuentran en una indomable y a menudo perturbadora forma.
  • El preconsciente que actúa como «censor» y no permite que los pensamientos pasen de manera directa e inalterada a la consciencia.
  • La consciencia.

Durante los sueños, el preconsciente es más laxo en su control, pero todavía está atento. En este contexto, el inconsciente deforma la información para que pueda pasar a través del preconsciente. Así, las imágenes en los sueños a menudo no son lo que parecen ser y necesitan de una profunda interpretación para que puedan informarnos sobre los pensamientos del inconsciente.Freud propuso una estructura de la mente dividida en tres partes: el ello, el yo y el superyó:

  • El ello representa nuestros deseos de gratificación más primitivos.
  • El superyó, la parte que contrarresta al ello, representa los pensamientos morales y éticos.
  • El yo permanece y media entre ambos. No es sinónimo de la consciencia (existen partes del yo que son inconscientes). Un yo saludable proporciona la habilidad para adaptarse a la realidad e interactuar con el mundo exterior.

Además, distingue entre los procesos primarios del inconsciente, y los secundarios que llevan a la consciencia y la racionalidad. Esta distinción será clave en muchos modelos psicológicos de Inteligencia Emocional. En resumen, los modelos de Inteligencia Emocional modernos desarrollan conceptos introducidos por Freud con distintos elementos, divisiones y formas de analizar la mente. Es difícil entender la psicología moderna sin las ideas que con tanta creatividad concibió este genio vienés.




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